INTRODUCCIÓN
Fue la exageración de mis aspiraciones y no la magnitud de mis faltas lo que me hizo como era; y, separó en mí interior, los referentes del bien y del mal, que forman y conforman la doble naturaleza de mí ser (…) “Pero a pesar de mi profunda dualidad, yo no soy, ni mediocre, ni falso ni hipócrita, pues mis dos caras eran y son reales, sinceras y auténticas” (Jekyll y Hyde).
En 1886 (hace 134 años) el escritor inglés Robert Louis Stevenson vivió de cerca la historia del ciudadano William Brodie, más conocido como Deacon Brodie, por su título de diácono ‒director‒ de la Logia de Artesanos y Masones. Además, Brodie era presidente de la Cámara de Comercio de Edimburgo, miembro del Consejo Municipal, y un respetable hombre de negocios, que se dedicaba a la fabricación de cajas fuertes y a la reparación de cerraduras; y, de todo tipo de mecanismos de seguridad. Gracias a su
oficio de artesano y de cerrajero, Brodie se codeaba con la alta sociedad de Edimburgo; y, se había ganado su confianza teniendo acceso privilegiado a sus posesiones más preciadas. Fue esta oportunidad la que animó a Brodie a convertirse en delincuente trasnochado.
Willam Brodie, tenía un alto conocimiento de los mecanismos de seguridad empleados por sus clientes, tuvo facilidades para hacer copias de las llaves en moldes de cera. Así fue como inició su corrupta carrera criminal en 1768, robando 800 libras de un banco. Poco a poco fue amasando una pequeña fortuna que le permitió mantener su doble vida, con dos amantes, cinco hijos y una costosa adicción al juego. Para 1786 ya contaba con una pequeña banda de ladrones.
Ese mismo año organizó un asalto a la oficina de impuestos de los Juzgados de Chessel, en el Canongate, pero el plan se frustró y uno de los miembros de la banda fue capturado. Este no tardó en delatar al resto de sus compañeros, incluyendo a Brodie, por lo que su doble vida quedó al descubierto. En un intento por huir a Estados Unidos, Willam Brodie viajó a Holanda, pero fue capturado en Ámsterdam y enviado de nuevo a Edimburgo para ser juzgado.
La policía, tras registrar su casa y encontrar varias pruebas que lo inculpaban de los crímenes como copias de las llaves, disfraces, armas, etc. El Juez de la causa lo declararlo culpable y fue condenarlo a la horca. La sentencia se ejecutó el 1 de octubre de 1788 en una horca, la primera de Edimburgo, que había sido diseñada por el propio Willam Brodie. Según se dice, el condenado cuando estuvo a punto de ser colgado tuvo la entereza de jactarse ante la multitud asistente de que aquella horca era una de las más eficientes del mundo.
Ahora bien, ¿de qué manera pudo inspirar William Brodie a Robert Louis Stevenson para crear al personaje del Dr. Henry Jekyll y Mr. Edward Hyde? Se sabe que la inspiración de esta novela proviene de un sueño, el impacto del sueño, fue tan grande que despertó al escritor, que gritaba aterrado porque en su pesadilla el Dr. Henry Jekyll se estaba transformando en Mr. Hyde. También se sabe que Stevenson llevaba ya mucho tiempo dándole vueltas a un argumento en el que pudiera tratar LA DUALIDAD DEL HOMBRE Y SU INCLINACIÓN HACIA EL BIEN Y/O HACIA EL MAL. El padre de Stevenson poseía muebles en su inmueble que habían sido fabricados por el propio William Brodie, por ende, el novelista conocía de cerca la historia.
Por la mente de Robert Louis Stevenson rondaba la idea de una naturaleza dual en el ser humano, la idea de que todos nosotros poseemos una versión buena y otra mala, que ambas conviven en nuestro interior y que la “mala” quedaría reprimida por la conducta de la sociedad, altamente porquerizante y jerarquizante, según los patrones pre-establecidos.
DESARROLLO
En 1886 El novelista ingles Robert Louis Stevenson publica una novela, donde el abogado Gabriel John Utterson, investiga la extraña relación entre su viejo amigo, el Dr. Henry Jekyll, y el misántropo Edward Hyde.
Se trata de una de las primeras obras en dar vida a un personaje con un trastorno social complejo, un trastorno de la personalidad y sus peores consecuencias, desafía a la ciencia de la época, a la religión, a la filosofía; y al statu quo, poniendo en evidencia una historia aterradora. La popularidad de esta novela ha dado lugar a infinidad de adaptaciones al teatro, cine, televisión, radio, etc.
La obra plantea una trama intrigante; a través del abogado Utterson Stevenson, quien va dejando pistas a los lectores para que se hagan preguntas y, finalmente, gracias a un manuscrito conocemos el sorprendente desenlace.
¿Alguna vez has tenido QQHH, pensamientos considerados «malos»? Seguramente SÍ, quizás te has planteado diferentes interrogantes, como: ¿qué ocurriría si pudieras dar rienda suelta a esa maldad? ¿De verdad tenemos un lado oscuro en nuestro interior?. La idea de esta dualidad ha sido tratada desde diferentes puntos de vista en el marco de distintas especialidades, como la filosofía, la psicología o la literatura.
Ahora bien QQHH; y, si esta dualidad es la que nos hace humanos, seres finitos, débiles, maleables, caducables, llenos de errores y constantes vicisitudes, en escenarios casi siempre desfavorables, que nos obliga de alguna manera a decir que la perfección no existe, que la bondad absoluta tampoco, que no es más que quimera tangible, que somos parásitos de un entorno que NO es nuestro, que tan solo es una dádiva del hacedor, un préstamo del tiempo- espacio, en este momento del existir. Pero también puede ser todo lo contrario, en esta dualidad significativa, es decir podemos ser al mismo tiempo todos los dioses del Olimpo, atrapados en un caducable cuerpo humano, mentalizado por la egolatría de ser más, por el simple y fático anhelo de ser dueños y señores, pero sobre todo de ser reconocidos como tales. O, tal vez QQHH podemos ser simple y llanamente nosotros mismos, seres imperfectos, mascullando, arañando, tratando, de ser mejores, de labrar y pulir y atenuar nuestra extrema estupidez, nuestra extremada misantropía, nuestra piedra bruta, que por la mala formación, los adulos y aduladores, hemos torcido el camino, viajando a tientas; de allí
que es menester poner la piedra bruta en el banco de trabajo del auténtico, íntegro y honrado Aprendiz, Compañero o Maestro, como tú QH.
Pensemos, que lo que es bueno para mí, puede no serlo para ti, o viceversa. La deontología y la ética se han encargado de tratar, de profundizar y establecer lo que se supone lo que es el bien y el mal, aun así, han aparecido discrepancias. A lo largo de nuestras vidas, todos QQHH hemos podido cometer actos irracionales, incoherentes y actuar de una forma totalmente desfasada e inesperada.
El extraño caso del Doctor Henry Jekyll y el señor Edwad Hyde explora, además de un trastorno de la personalidad, una serie de cuestiones acerca de nuestra propia naturaleza e interiorización. En forma de intriga, cautiva y funde psicología con literatura y filosofía, y con el plus cinético de cada día.
EL BIEN Y EL MAL
Repasando un poco la historia, cultura, filosofía, política, religión, etc., etc., se encuentra infinidad de manifestaciones que tratan de mostrarnos QQHH, qué es el bien y qué es el mal.
Son en la praxis como un tatuaje imperecedero de la historia vivida por cada uno de nosotros. Se nos han pintado y soslayado ejemplos quiméricos que pretenden diferenciar claramente estas dos caras de una misma moneda, tratando banalmente de separarlas. Si pensamos en religión, nos daremos cuenta de que prácticamente todas ellas tratan de definir y argumentar la “buena conducta”, de castigar “la mala”; y, de explicarnos las consecuencias del actuar de una u otra forma, dándonos recetas y sentencias, paradigmas a seguir de: qué, cómo, cuándo, porqué, paraqué son necesarias, justificando lo fatuo y lo supuestamente valido para una sociedad cimentada en contratos sociales y acuerdos consensuados.
Sin embargo, suplantando hechos supuestamente inocentes vistiéndonos el traje de la atenuación glamurosa y maquillándonos de desconocedores, nos interrogamos puerilmente; cual niños inocentes, ¿Cómo definiríamos el bien? La pregunta puede resultar sencilla, sin embargo, esta idea del bien puede ser un tanto subjetiva y acabaríamos resumiendo en que: «es lo contrario del mal». La ética es la parte de la filosofía que ha tratado de dar respuesta a este tipo de preguntas a lo largo de la historia. Así, son varios los filósofos que han intentado responder girando alrededor de una misma idea: el bien es lo opuesto al mal.
Para Aristóteles, por ejemplo, el bien último es la felicidad, el bien común para todos, algo que se logra a través de la virtud y donde la política tendría un papel importante; adquiere especial importancia, el camino, no es algo inmediato. La ética hedonista, por el contrario, fija el bien en el placer sensorial e inmediato. La religión cristiana va un poco más allá e identifica el bien con la figura de Dios y el mal con Satanás, les pone nombre y hace un esbozo de sus supuestas imágenes.
Así, con infinidad de ejemplos a lo largo de nuestra historia, siempre volvemos a la idea de la contraposición. Pero, ¿qué ocurriría si el bien y el mal fuesen las dos caras de una misma moneda? Es decir, indisolubles, inseparables, que estuvieran íntimamente unidos, a la par, sin distingos, que no pudiera existir el uno sin el otro.
Cada individuo crece en una sociedad y, en ella, aprende las conductas más aceptadas o apropiadas. Sin embargo, parece que existe en nuestro interior una naturaleza que, en ocasiones, nos empuja a actuar o pensar en contra de estas normas heredadas y pre-establecidas y casi obligadas.
El Doctor Henry Jekyll creía que podía separar esa dualidad, que podía romper en dos esa carga, o insignia; y, lo que logró fue que cada una de las partes actuara con voluntad propia y voluntaria, de allí que Henry Jekyll y Edward Hyde manifiesta: “Fue en el terreno de lo moral y en mi propia persona donde aprendí a reconocer la verdadera y primitiva dualidad del hombre. Vi que las dos naturalezas que contenía mi conciencia podía decirse que eran, a la vez, mías porque yo era radicalmente las dos”.
Dostoyevski sesgo un sendero literario que abordo la psicología del ser humano, abordando lo complejo de nuestro YO, en documentos como: El doble (1846), donde se evidencia el desdoblamiento en la misma persona. U otras obras como El lobo estepario; o Hooll, el hombre increíble, también que intentaron dibujar ese laberinto, dando lugar a la dualidad y a la multiplicidad de personalidades cual fenómeno mariposa, dentro de un mismo ente o ser creado, incluso increado.
La historia de Henry Jekyll y Edward Hyde explora las consecuencias de tratar de separar estas dos caras, dando lugar a un desdoblamiento de la personalidad; ambos son la misma persona, ambos deseos e impulsos residen en el mismo ser y, al separarlos, las consecuencias son atroces.
Un QQ HH Francmasón- ejemplar, distinguido y de buenas costumbres; un hombre como todos los demás, reprime los impulsos más oscuros que residen en su interior. Su pasión y su obsesión con la idea de separar el bien del mal de nuestro interior, le llevó a probar en sí mismo una extraña poción que daría vida a un ser extraño y ajeno por completo a sí mismo; es decir, la contraposición de mi Yo interno con Yo externo, el dejarse llevar por los impulsos y el placer, para aterrizar en lo que somos, tan solo seres humanos, como decía Cabral “peor cosa no podemos ser”.
Las transformaciones suponen, no sólo una división, sino una búsqueda por parte de Jekyll para acudir a esos placeres y deseos prohibidos por la sociedad. La descripción física de ambos personajes es, a su vez, significativa; mientras Henry Jekyll es descrito con una apariencia agraciada, Edward Hyde es descrito como un ser «cavernícola», con un aspecto salvaje y desagradable para la sociedad y sus tabúes.
La novela va aumentando su intriga y su magia, hasta dar paso a su solemne desenlace, el momento en el que, a través de una nota de Jekyll, se descubre la verdad, de la naturaleza humana, la aceptación de la imposibilidad de separar el bien y el mal que viven en nosotros.Henry Jekyll y Edward Hyde eran verdaderos, ambos eran iguales, pero opuestos, para, finalmente, decirnos que no debemos tratar de separar el bien del mal, puesto que forma parte de nuestra estructura integral
CONCLUSION:
Como dijo un amigo de la Universidad Autónoma de Madrid [UAM], mientras caminábamos por Serrano y Coelho, con dirección a Ortega y Gasset, parada, Nuñez de Balboa; él, profesor de filosofía aplicada, cuyo nombre omito por respeto a su hermetismo y silencio conceptual, aséptico, limpio por acción más que por definición, según su decir, enemigo número uno de las verdades, peor aún si son verdades acabadas, este amigo del alma solía decir, mientras su pucho calentaba al invierno madrileño: “Todos sin excepción somos parásitos en el exterior, lo que nos diferencia es el interior y sobre todo el resultado, la consecuencia del actuar, de lo adquirido, de lo vivido, de lo suscrito en la praxis de vida mental interior. Si hiciste o actuaste mal según tus parámetros, la vida y sobre todo la conciencia te dirá sin contemplación que eres un solemne estúpido, conciencia que es juez y verdugo, la que no te deja ni respirar, la que te asfixia sin contemplación, la que te dice que estás muerto, que apestas, que eres inmundo aunque respires, que robas y absorbes el oxígeno de otros, si es que no eres tú, si es que no haces lo que dices y debes, en síntesis, si no eres auténtico”. En consecuencia QQHH, tu eres “TÚ” y tus mejores “YO” en tu entorno especifico.
Mi palabra VM.: y QQHH
WJE